Géneros mayores, subgéneros literarios… En literatura hay tantas etiquetas que muchas veces es difícil distinguir las características propias de un estilo concreto. Sin embargo, Pilar lo tenía muy claro. Las reglas del chiklit son sencillas según sus propias palabras:
Hay una serie de claves que te ayudan a reconocer si una novela es
literatura chicklit o no. En general, lo poco que se sabe del chicklit tiene
que ver con chicas, maquillaje, zapatos y cosas así de triviales. Pero eso es
solo la superficie. Aunque hay ropa, zapatos y maquillaje, también hay
historias profundas. Y que una chica se maquille y se preocupe de su ropa no la
hace superficial. Eso dice más de quien lo piensa que de quien lo es.
DECÁLOGO
1.La protagonista es una chica o una
mujer
Este punto es así. Es lo primero que dio
nombre al género. Son libros que nos cuentan el mundo desde el punto de vista
femenino. Piensa: Carrie de Sexo en Nueva York, Bridget Jones en sus diarios,
Andrea en El Diablo viste de Prada… Lo nuevo que trae el género es esa mirada
femenina, hasta entonces menospreciada.
2.La narrativa es en primera persona
En su gran mayoría, por no decir un 99,99%
esa voz femenina la escuchamos en primera persona. Esto hace que la historia
que se cuenta se haga de manera sesgada. Evidentemente hay partes de la
historia que te pierdes si solo miras a través de los ojos de la protagonista,
pero ahí radica parte de su encanto. Porque se consiguen muy buenos efectos
superando ese obstáculo.
3.La cosa va sobre problemas de mujeres
Si la protagonista es una chica, o una
mujer, y encima escuchamos su voz porque es narración en primera persona, la
cosa está clara: sabremos de problemáticas de mujeres. O, dicho de otra manera,
tendremos una trama desde el punto de vista de una mujer. Con sus circunstancias.
Estas novelas nos muestran a la mujer como
ella misma, sin ser reflejo de su pareja, o de su trabajo.
4.La superación, punto principal
Cuando apareció el género el tipo de mujer
era el mismo: profesionales sin hijos que en realidad lo que quieren buscar es
un marido. Pero como la vida, el chicklit fue evolucionando y lo que unen todas
estas historias es la superación.
Arrancamos en un momento en que la vida de
la protagonista, hasta entonces perfecta y encauzada, se viene abajo. Y supera todos
los obstáculos que se le ponen por delante (y no son pocos) hasta llegar a la
vida que deseaba, aunque en un principio no lo supiera. A medio camino,
encuentra el amor. (Nótese aquí, por favor, que no es lo importante encontrar
el amor, si no superar los obstáculos).
5.Tono de la narración: la ironía
El chicklit tiene que hacer gracia… Pues no siempre.
Es cierto que muchas de estas novelas
están contadas en un tono humorístico. Pero no tiene por qué. Es el sello más
personal de Sophie Kinsella, por ejemplo. Es experta en que sus protagonistas
tengas escenas que a ellas les llenan de vergüenza pero a las lectoras (o
lectores) nos hace llorar de risa. Por poner otro ejemplo, aunque Marian Keyes
comenzó teniendo un punto cómico, sus últimas novelas no son desternillantes.
Aunque suelen tener algún punto de humor ácido, un tono irónico. No son
historias que se cuenten desde el drama, aunque algunas de ellas si las
analizas, sean un drama en sí mismas. Siempre tienen un punto de locura, de
irreverencia.
6.Personajes
En el punto central de la historia está la
protagonista que tiene un drama personal, y su punto de vista para contarlo,
pero también hay una serie de personajes secundarios que no suelen faltar.
La madre
En casi todas las novelas chicklit la madre es un tanto especial. Suele
estar tan o más loca que su propia hija, y normalmente quiere manejar la vida
de los demás.
La amiga loca
Sí, porque la protagonista está loca, pero ella no lo sabe. Lo que sí sabe
es que su mejor amiga sí lo está. Porque vive su vida a tope, porque no le
importa lo que piensen los demás. Le ayuda siempre a mantenerse estable, porque
dos locuras se convierten en una total cordura. ¿O no?
El ex
Lo normal es que la protagonista tenga una relación en la que ella se
encuentra cómoda, pero en la que no hay amor de verdad. Al principio de la
novela esta relación va a pique y ella se encuentra perdida sin saber muy bien
qué hacer con su vida, queriendo recuperar su zona de confort.
7.El verdadero amor
Conoce a un chico, pero al principio se
lleva mal con él. ¿Cómo va a ser ese, a quien no soporta, su media naranja?
Pues el destino (y la narración) le acaba demostrando que es su pareja
perfecta, porque la comprende sin necesidad de artificios. Y aunque no es el
eje central de la narrativa, si es una buena novela, te hará suspirar.
8. La montaña rusa.
El chicklit tiene altibajos. Arranca de la
misma manera, siempre: la protagonista ha sufrido un tsunami en su vida del que
se tiene que recomponer. Pero no es una línea ascendente, su vida se convierte
en una espiral con subidas y bajadas dignas de una montaña rusa.
9. Un balón de oxígeno.
El chicklit es un género pensado para
desconectar del mundo un rato y sentirse bien con lo que lees, es algo así como
el nuevo yoga en narrativa.
No sé si a alguien le pasa, pero a mí hay
veces que la vida se me hace cuesta arriba, que se amontonan los malos rollos a
los pies de la cama y cuesta hasta existir. Que reniegas del ser humano. Sí, a
veces pasa. Y para uno de esos días, una novela chicklit supone un balón de
oxígeno. También viene muy bien para leer entre libros más intensos. Desengrasa
la mente y te aligera el alma.
10: Final feliz
Pase lo que pase en la novela, ya sea una
línea ascendente de cosas bonitas o un enrevesado viaje interior y exterior por
una montaña rusa de emociones, una novela o un relato chiklit tiene que
terminar bien.
El final feliz que no falte, que para
tristezas ya tenemos la vida.
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